Historiletras: Una generación que no verá la recuperación económica.

lunes, 15 de julio de 2013

Una generación que no verá la recuperación económica.

Dentro de una sociedad como la nuestra, en la que la situación general ha destrozado muchas ilusiones, y en la que la supervivencia pasa por renunciar a vocaciones, estudios y preparación, para conseguir unos ingresos mínimos que permitan la subsistencia, casi sea como sea, ahí, en esa coyuntura, se localiza este economista, escritor, y director de sueños. Con una ilusión auto-impuesta, sucedánea de la natural arrebatada, y en incansable búsqueda de lo que un día fui, y lo que hubiese llegado a ser. Acostumbrado a bogar sin remos, en un mar sin agua. Con la ilusión del gusto por la Historia y las Letras, y la desilusión de ser testigo de una situación económica, política y social, que también pasará a la Historia, pero destacando por su horror, no por su contribución al desarrollo de la Humanidad. Todo ello en contra, y más aún estando en esa franja de mayores de treinta y cinco, y lejos de la jubilación, vagando por un limbo sin que nadie dé cuenta de tu presencia.


Soy de una generación de españoles, orgullosa de haber visto en directo aquellos tiempos en blanco y negro de "un globo, dos globos tres globos", de la muerte de Félix, de "La casa de la pradera", "Crónicas de un pueblo", de una infancia en los 70 y una adolescencia en los 80. Es una generación de la que salieron la mayoría de "los primeros universitarios" de cada casa, y la última que jugó en la calle.
En la crisis de 1993 se llegó a alcanzar un 24% de desempleo, pero la recuperación lo reabsorbió echando mano de todos (y cuando digo todos, digo TODOS). Ahí está la diferencia que vamos a observar en la próxima recuperación. 

Algunos padecimos ya la crisis del 93, y todos ayudamos a levantar la economía a partir del 95. Ahora tenemos un gravísimo problema: ya no se cuenta con nosotros.

La misma política que permitió ocupar a casi todo el país, fue la que gestó la mayor crisis económica y social de nuestro tiempo. La próxima recuperación no podrá apoyarse en la construcción, y no existen sectores con proyección suficiente para reabsorber las cotas actuales de desempleo. Ello se traducirá en algo que ya estamos viendo (y padeciendo): empezar a incentivar la creación de empleo joven. Las generaciones de los 60 y 70 tenemos crudo acceder al mercado laboral. No sólo tenemos que renunciar a nuestra experiencia y estudios, sino que nos vamos a ver relegados en todos los aspectos. Ello me plantea un dilema, porque si es muy bueno incentivar el empleo para los jóvenes, estos impiden a los mayores entrar en las mismas condiciones, y al fin y a la postre ¿quiénes tienen las obligaciones familiares, hipotecarias, etc., los jóvenes, o los mayores? Es un problema agudo. 
Aquellos que nos hemos caído del tren del empleo, y tenemos más de 40 años, hemos quedado fuera de las vías, en el terraplén, y vamos a ver como pasan trenes inalcanzables. Vamos a tener que caminar solos, paso a paso hacia la estación, a pleno sol y sin agua. Cuando tengamos suerte de una entrevista laboral (para lo que sea) obviarán nuestra experiencia. He visto ofertas de trabajo que no sólo están vetadas para mayores de 40 años, sino que, sin tener razón de ser, te piden idiomas y máster. 
Quisiera que todo esto fuera fruto del pesimismo, pero cuando miro la calle y sus gentes veo lo mismo que pienso.


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